miércoles, 8 de febrero de 2012
El programador aficionado.
Digo lo de programador no como aquel que ha recibido una formación y título de programador sino más bien como la definición misma de la palabra programador: "aquello o aquel que programa" ya sea mucho o poco, bueno o malo, útil o inútil. Y digo lo de aficionado, porque no recibo remuneración por ello.
El caso es que hacía ya unos meses desde que no programaba y ahora he vuelto a la soledad de este mundillo, soledad porque todos los pequeños logros que vas consiguiendo no pueden ser compartidos con nadie, primero porque la mayoría no saben qué acabas de hacer, y segundo porque los que si lo saben, suelen menospreciarlo.
Es de esta forma, parecido al golf, puede que haya más jugadores "oficialmente" pero realmente sólo juegas tú, tú impones las formas, las normas, los tiempos y los premios. Si véis "La Leyenda de Bagger Vance" entenderéis a que me refiero.
Ya sólo me quedan unas horas antes de salir de la mesa de diseño y presentar los resultados de esta etapa. A partir de mañana, toca estrujarse el coco para pensar en como sería mejor realizar el siguiente paso.
Y oh, los tiempos, había estimado que para esto sólo necesitaba entre un día o día y medio, y me ha llevado casi una semana... Y no puedo quejarme porque afortunadamente, he conseguido que realice la función deseada, lo que evita replantear muchos pasos anteriores.
Aunque también he de deciros que al menos exteriormente mi modo de programar es mejor que hace unos años, cuando no era extraño verme programar a cualquier hora del día o de la noche, con restos de pizzas de micro y latas a medias de cualquier refresco en la mesa.
Y nada, mañana regreso a la vida "normal" hasta la próxima vez que tenga que sumergirme en código de nuevo. Nos vemos :)
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Cosecha propia
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