En la isla de Nueva Zelanda, la leyenda que hablaba de un pájaro gigante que comía hombres parece haberse confirmado gracias a los científicos. Los nativos lo llamaban Hokioi, que parece ser un nombre onomatopéyico en honor a su graznido. Los científicos en cambio la llaman águila de Haast (en honor a su descubridor Sir Julius von Haast), tal y como especifican en en un estudio recientemente publicado en The Journal of Vertebrate Paleontology.
Al parecer inicialmente esta rapaz había sido catalogada como carroñera, pero ahora científicos del Museo Canterbury en Christchurch y de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Australia, han reexaminado los restos empleando escaners de tomografía axial computerizada, para descubrir que su pelvis era lo bastante fuerte como para permitirle asestar golpes mortales mientras se lanzaban en picado a 80 km/h.
Fué el águila más grande de la Tierra, con una envergadura de tres metros y un peso de 18 kilos. En la actualidad, el águila marina de Steller, es la mitad de grande. Sus garras eran similares en tamaño a las de un tigre.
Paul Scofield, conservador de la colección de zoología de vertebrados del Museo Canterbury, opina que “ciertamente era capaz de abatirse y capturar a un niño”. No solo podían golpear con sus garras sino que podían cerrarlas y atravesar objetos sólidos tan resistentes como una pelvis. Su diseño era el de una máquina de matar”.
Por los restos predatorios encontrados, los científicos especulan que este ave rapaz se alimentaba de moas, una ave gigante no voladora que podía medir 2,5 metros y pesar 250 kilos.
Nueva Zelanda no tiene mamíferos nativos porque quedó aislada de los continentes durante el cretácico, hace más de 65 millones de años. Esto hizo que el nicho de los grandes mamíferos fuese ocupado por las aves, que crecieron hasta alcanzar tamaños nunca vistos. El águila de Haast era entonces el equivalente al león africano, aunque curiosamente este ave nunca fue muy común; de hecho se cree que durante su máximo apogeo había “solo” unas 1.000 parejas nidificando en el sur de la isla.
Lamentablemente la llegada de los maoríes a la isla hace aproximadamente 1.000 años, acabó con los moa, y por tanto con el sustento de este águila gigante, que terminó por seguir el camino de su presa hacia la extinción hace 500 años.
viernes, 18 de septiembre de 2009
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