La piel humana segrega, a través del sudor, sustancias pegajosas y aceites dérmicos. Evidentemente, no todas las pieles son igual de pegajosas, algunas lo son más que otras, como en el caso de nuestro niño serbio.
LiveScience nos descubre también que, evidentemente, si se le acercara una brújula al niño tampoco obtendríamos ninguna variación.
Además, y como nos cuenta también nuestro compañero Maikel, en el video podemos observar claramente como el niño se echa hacia atrás "ayudando" a que los objetos continúen pegados.
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