domingo, 4 de octubre de 2009

Teoría del flogisto.




Desde tiempo inmemorial el fuego lleva intrigando a las diversas civilizaciones. A partir de 1650 el interés por este fenómeno radica en la posibilidad de obligarle a realizar los trabajos duros de la tierra, la famosa máquina de vapor. Este creciente interés llevó a los químicos a una nueva conciencia del fuego.

La intriga ya estaba presente en la antigua Grecia, que consideraban que cualquier material contiene en su interior el elemento fuego, que se libera bajo condiciones apropiadas. Los alquimistas tenían un concepto semejante, salvo que concebían los combustibles como algo que contenía el principio de "azufre".

La teoría del flogisto fue desarrollada por Georg Stahl en 1702. Utilizó la alquimia como base para intentar comprender el mundo. Dentro de este planteamiento, el flogisto era una sustancia hipotética que se desprendía al arder u oxidarse un objeto. Cuanto mayor era la cantidad de flogisto contenida en un material, más calor desprendía el objeto al entrar en combustión, cuando ardía el flogisto abandonaba el material y se acumulaba en el aire. De hecho se sostenía que era más ligero que el aire, con lo cual explicaban la razón por lo cual los gases de la combustión se elevaban.

Consideraban que cuando el aire estaba saturado de flogisto la combustión era imposible, lo cual explicaba porqué en un recipiente herméticamente cerrado la combustión se detenía. Sin embargo había metales como el magnesio aumentaba de peso al arder. Esto obligaba a formular que el flogisto tenía peso negativo. Un material invisible y con peso negativo era difícil de aceptar por los científicos de la época. La teoría fué totalmente descartada cuando Lavoisier demostró la inexistencia del flogisto con la formulación de la ley de conservación de la masa en 1789.

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