jueves, 24 de febrero de 2011
Curvas alabeadas ( ÉPICA parte IV )
El gran genio matemático Benedictus citó una vez 'podemos comparar la vida de una persona a la forma de una curva alabeada que a lo largo de los tramos en su extensión puede alejarse, acercarse o cruzarse con otras curvas alabeadas, así cada amistad es una curva alabeada que discurre paralelamente a un tramo de la primera, de esta forma podemos pensar que una curva alabeada paralela a múltiples curvas, equivale a una vida feliz en ese tramo'.
Bellgram se notó observado y se giró, detrás suya una figura femenina lo escrutaba. '¿por qué perturbas el desierto con esos golpes?' comenzó a pasear y continuó, 'en este desierto sólo deberían escucharse el viento y la arena', se paró y siguió con su charla, 'mi nombre es Dresga, Lexus me hizo custodia de este desierto, mi propósito es mantenerlo eternamente yermo, él me habló de ti; dime, ¿estás aquí para eliminar las zarzas?'.
Bellgram observó aquel cuerpo del que irradiaba una calidez brutal, su aspecto arenoso la delataba como un guardián elemental, era muy bella.'Sí' contestó, 'yo cortaré las zarzas'.
Ella se acercó a el, 'en mi destino, también está el destruirlas, pero mis arenas no han podido, ya que tenemos el mismo deseo te haré un regalo'. Se acercó aún más y apoyó una mano en su hombro. En seguida un viento blanco se arremolinó y se ciñó a su cuerpo como un tejido que lo refrescó y calmó los efectos que aquel desierto tenía sobre el.
Sentándose sobre una de las espinas le dijo, 'este tejido está hecho con mis arenas más finas, mientras lo lleves, este desierto te fortalecerá al igual que a mí'.Bellgram supuso que la mejor forma de agradecerlo era continuar con su trabajo, cogió su hacha, la elevó, 'un golpe más es un golpe menos' se recordó.
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Cosecha propia
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