sábado, 19 de febrero de 2011

Las zarzas ferruginosas ( ÉPICA parte II )


Esta forma de escritura fantástica en su día demostró su enorme utilidad al poder expresar lo que realmente se quería decir mediante nombres ficticios, de forma totalmente críptica a ojos de los que no han participado alguna vez. De esta forma, continuo con la narración:

" 'Es realmente impresionante, jamás habría creído que esta seudoplanta pudiese crecer tantísimo' calculaba el centauro. Las espinas presentaban un grosor de 5 compases, pero su aspecto era tan estéril como el del resto de la llanura. La última vez que se las había encontrado fue en el Reino Mecánico, donde los Chachos las usaban para extraer minerales para llevar a la fundición.

Al tacto, era igual que cualquier otro metal oxidado, pero sabía que su poder ígneo no servía con ellas, ni tampoco con el dititanato de bario de la cúpula del templo. Necesitaba entrar y se estaba impacientando.

'¡Shadows!'. Parte de la sombra de Saggias se desgajó y formó un pequeño diablo de sombra, 'Quiero que examines las zarzas y me digas todo lo que veas', al momento el arcano menor comenzó a deslizarse entre enormes secciones de metal.

Al cabo de un rato, un susurro reclamó al medio equino, 'la zarza está muriendo, la parte exterior está oxidandose pero el centro sigue vivo', concluyó. '¿Y la puerta?' interrogó al pequeño ser. 'Está abierta', contestó.

'Oh, no, la puerta está abierta, esto es grave, mis compañeros de batalla no están, mi poder no sirve para esto ¿cómo puedo...? Bellgram' concluyó. '¿Estáis seguro: Bellgram, el destructor?' preguntó divertido Shadows. 'Sí, un destructor'.

Saggias conocía la historia de Bellgram, cómo tras destruir golpe a golpe el Reino Mecánico, los dioses le concedieron un hacha doble de inmenso poder, seguramente sus fuerzas también habían mermado, pero había que intentarlo. Cerró los ojos y se transformó."

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