Mientras que su amigo Saggias pensaba en él, Hammerhead avanzaba con precaución por una gruta, mientras el agua corría entre sus piernas pensaba: "Hace tiempo que no te uso fiel compañero" mientras miraba con admiración hacia el martillo dorado. La relación con su instrumento siempre había sido tortuosa, porque sacaba lo peor de su personalidad, cuando lo tenía entre sus manos se convertía en Tyr... "Sólo espero que cuando llegue el momento me acuerde de cómo usarte".
Avanzaba el tiempo y el pequeño reguero de agua se convirtió en un río que amenazaba con arrastrarlo, sin embargo su determinación no menguaba. El río dío paso a un pantano. Por el rabillo del ojo observaba, de vez en cuando, como lo seguía la silueta de un animal enorme, pero cuando intentaba fijar la vista no veía nada... Hammerhead apretó su arma contra el pecho. "Como te pongas cerca de mi arma vas a probar su acero y te aseguro que no te va a gustar". Instantes después escuchó como crujían los juncos, se giró hacía el sonido, con el arma preparada, comprobando de nuevo que estaba solo. Al instante siguiente pudo escuchar cómo los árboles esmirriados que crecían en las zonas menos profundas del pantano le susurraban: "Sabemos quién eres, Portador del Martillo, márchate antes de que tu maldición siempre de más pesar a este lugar". A Hammerhead le recorrío un escalofrío pero su determinación era de hierro.
Vislumbró una zona seca, en la cual crecían unos arbustos descuidados, cuando sintío un enorme impacto en la espalda, se giró y pudo entrever como un extraño ser se abalanzaba de nuevo sobre él, rodó por el suelo y se puso en pie. Lanzó una potente carcajada al aire que asustó a la fiera. Mientras observaba la cara plana del animal pensó: "Has escogido una mala presa". Separó las piernas y esperó el ataque...
viernes, 25 de febrero de 2011
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